martes, 6 de mayo de 2014

Coaching y Eneagrama

La primera vez que escuché hablar del eneagrama fue en una reunión de amigos, donde Dalibor Dragicevic, papá de una compañera de mi hija, mencionó que él había estudiado mucho el enfoque y que lo usaba en su trabajo con gran éxito. Recuerdo que me llamó mucho la atención pues Dalibor era ingeniero y trabajaba en la operación y no en recursos humanos o en desarrollo organizacional.

Luego escuché a mi amigo Carlos González hablar de este tema y en algún almuerzo compartido, explicarme la diferencia entre los nueves, seis y tres y las características de cada uno. Recuerdo su extensa explicación acerca de los tres y que probablemente ese era mi tipo.

Finalmente, mi amigo Marco Ortiz, fue hace ya varios años al SAT, un programa de formación basado en eneagrama, donde aprendió de discípulos de Claudio Naranjo y me contó mucho en que consistía el modelo, las enseñanzas de Naranjo y la utilidad que este tenía para la vida.

Algunos años después realicé un curso de varios días con Marta Huepe, discípula también de Naranjo donde aprendí con mayor profundidad las distinciones del modelo. He leído varios libros sobre el mismo y lo utilizo frecuentemente para hacer coaching, para entender a mis clientes y para comprender a las personas con que interactúo.

Naranjo en su libro “El eneagrama de la sociedad” cuenta la historia respecto de cómo llegó al eneagrama, citando a Oscar Ichazo y a Gurdjieff, su perspectiva mezcla la sabiduría ancestral con las distinciones propias de la psiquiatría y la psicología.

Naranjo tiene varios libros sobre el tema donde destaca el que acabo de citar y “Carácter y Neurosis”. Hay otro que escribió al que aún no he podido tener acceso, “veintisiete personajes en busca del ser”, donde además de los nueve tipos, profundiza en los subtipos.

Naranjo, haciéndose cargo de toda una tradición, señala que la personalidad aparece como un “residuo de nuestras estrategias infantiles para conseguir un amor que no nos llegó naturalmente en un mundo de escasez” y por ello, cada tipo es un modo distinto de pararse en el mundo, con sus propios dolores y problemas característicos.

Siguiendo el orden que propone Naranjo en el libro “El eneagrama de la sociedad “ usaré el resumen que hace David Daniels para cada tipo.

Tipo 2. Aprendió a satisfacer sus necesidades siendo necesario y dando a los demás lo que cree que necesitan y desean, suponiendo que así los demás harán lo mismo por él. Desarrolla un sentimiento de orgullo por ser indispensable. Por eso que su atención está puesta centralmente en las relaciones, los sentimientos y emociones de los demás en todo momento. Tiene “puntos ciegos” en sus propias necesidades y su entrometimiento en la vida de los demás.

Tipo 7. Aprendió a protegerse de las limitaciones y del sufrimiento ocupándose en actividades placenteras e imaginando muchas posibilidades fascinantes para el futuro. Ávido de ideas y experiencia interesantes. Tiene puesta la energía en disfrutar y experimentar la vida plenamente, tener muchas opciones y una vida animada. Los “puntos ciegos” están en los límites reales de la vida.

Tipo 4. Aprendió a buscar circunstancias perfectas que lo hagan volver a sentirse amado y completo. Desarrolla sentimientos de deseo de lo que falta y envidia por lo que no tiene. Dado ello pone su energía en lo que falta en la vida, amor, sentido y satisfacción. Por ello, los puntos ciegos son lo presente y lo ordinario.

Tipo 5. Aprendió a protegerse de las exigencias molestas y que se le agotaran los recursos volviéndose reservado y autosuficiente, lo que hace limitando sus deseos y necesidades y acumulando. Dado lo anterior, pone su atención en el campo intelectual, los hechos, el análisis y el pensamiento. Pone energía en distanciarse y replegarse para observar, ahogar y reducir los sentimientos, ser independiente, conservar energía, mantener una intimidad suficiente y marcar los límites.

Tipo 8. Aprendió a hacerse fuerte y poderoso imponiendo su verdad y ocultando su vulnerabilidad, con el fin de protegerse y conseguir que se le respete y valore. Tiene mucha energía. La atención está puesta en el poder y el dominio. Pone energía en controlar y dominar, hacerse respetar siendo fuerte.

Tipo 1. Aprendió a ganarse el amor siendo bueno, responsable, concienzudo, haciendo bien las cosas, satisfaciendo elevados valores interiores y cumpliendo las reglas. Dado ello, reprime la rabia, la tensión y el resentimiento. La atención está puesta en lo correcto y lo incorrecto, lo que debe corregirse, lo bueno y lo malo en el comportamiento de los demás, comparado con el propio.

Tipo 9. Aprendió a olvidarse de sí mismo, mediante la inercia hacia sí mismo y sus prioridades. Reemplaza sus prioridades por cosas no esenciales y pequeños agrados o comodidades. La atención está puesta en los planes, peticiones y exigencias de los demás, trata de complacer a los demás, llevar una vida agradable y corriente, mantener la armonía y refrenar la rabia. Evita el conflicto

Tipo 3. Aprendió a obtener amor y aprobación logrando éxito, trabajando arduamente para ser el mejor y cuidando esa imagen. Por ello desarrolla una energía ambiciosa, emprendedora que oculta los verdaderos sentimientos. Pone atención en todo lo que tiene que hacer, trabajos, proyectos, objetivos, procurando evitar el fracaso y quedar mal

Tipo 6.  Aprendió a considerar el mundo un lugar imprevisible y peligroso, por lo que no suele haber confianza entre las personas. A partir de ello se desarrollan dos posturas, (1) obedecer a la autoridad y evitar lo que se considera amenaza o peligro o (2) desafiar a la autoridad y combatir lo que considera amenaza o peligro. Pone atención a todo lo que podría ir mal o ser peligroso, escollos, dificultades, significados ocultos, exageran los peligros y no ven lo positivo.

El eneagrama no es un enfoque o modelo diseñado para el análisis organizacional, sin embargo, a mi juicio, la simplicidad e integridad de las distinciones respecto de cada tipo permiten conocer las motivaciones de uno y, por lo tanto, realizar alguna reflexión respecto a fortalezas y debilidades de cada tipo en el ámbito organizacional.

El mejor libro que he encontrado al respecto es el de Ginger Lapid-Bogda, llamado “Eneagrama y éxito personal”. En este, describe cada tipo, señalando para cada uno: como se comunica, cómo gestiona los conflictos, cómo lidera, lo que tiene importantes implicancias para la gestión organizacional.

Creo que el eneagrama es una buena teoría del observador, en términos que nos permite tener un buen mapa de cómo somos las personas, cuáles son las estrategias que hemos desarrollado para adaptarnos a la vida y, en cuanto al coaching, ayudar a nuestros clientes a poner mayor luz sobre sus “lados oscuros”, donde hay enorme espacio para el aprendizaje y el desarrollo.

Estoy seguro que no se contradice con otros enfoques de coaching, sino que los enriquece, en términos de tener más distinciones de “tipos de observadores” que somos los seres humanos.

Tengo una sola precaución respecto del eneagrama y respecto en general de todos los modelos tipológicos y es que muchas veces nos vuelven a la resignación en vez del aprendizaje. Como yo soy tipo X entonces no tengo nada que hacer. Creo que es al revés, puedo ser tipo X o Y y si descubro mis limitaciones o puntos ciegos, a lo mejor tengo gran espacio para aprender y convertirme en una persona más feliz.

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